Platón, el filósofo más grande de todos los tiempos; al considerar los mitos, debemos olvidar la idea que comúnmente se tiene, de que los mitos son falsedades caprichosas o conocimientos oscuros susceptibles de ser reemplazados por el conocimiento racional y científico.
Los mitos platónicos, son por lo general creados por ese filósofo, que también era poeta, no recogidos de la tradición popular. Los poetas pueden inventar narraciones llenas de sentido, de validez universal.
Sócrates dice que pregunto entonces Diotima quiénes son los que filosofan, si no son los sabios ni los ignorantes, a lo que respondió: “Claro es ya incluso para un niño que son los intermedios entre los unos y los otros, entre los cuales estará también el amor. Pues es la sabiduría una de las cosas más bellas y el amor es amor respecto de lo bello, de suerte que es necesario que el amor sea filósofo y por ser filósofo, algo intermedio entre el sabio y el ignorante.”
De cómo Siddharta encontró el camino: en una salida de la casa, el cochero explica que el hombre que iba al frente es un anciano y que todos los hombres de la Tierra serán como él. En otra salida ve a un hombre que devora la fiebre, lleno de lepra y de úlceras; el cochero explica que está enfermo y que nadie está exento de ese peligro. Luego ve a un hombre que llevan en un féretro, ese hombre inmóvil es un muerto, le explican, y morir es la ley de todo el que nace. En la última salida, ve a un monje de las órdenes mendicantes que no desea ni morir ni vivir. La paz está en su cara; Siddharta ha encontrado el camino.
El conocimiento humano no empieza por el filosofar. Antes de hacer preguntas filosóficas, antes de interrogar qué es el mundo, qué el hombre, cómo es posible el conocimiento, si existe Dios o no existe, cuál debe ser la norma de nuestra acción, el hombre sabía utilizar instrumentos y creía en los mitos.
Mito, no es un cuento falso, sino una narración mediante la que un pueblo se explica a sí mismo las cuestiones más generales que la vida plantea. La ciencia y el mito se originan del asombro.
Heráclito, el pensador del fluir permanente de las cosas y la relación entre los opuestos, expresa: “El Señor, cuyo oráculo está en Delfos, ni dice ni oculta, sino que indica.”
“La vocación filosófica se enciende frente a lo que se muestra, ciertamente, pero es tanto desconocido.” Platón
“Todo hombre, por naturaleza, apetece saber.” Aristóteles
Hegel escribe: “Colaborar en que la filosofía se aproxime a la forma de la ciencia, alcanzado lo cual puede dejar su nombre de amor al saber para ser un real saber, es lo que me propongo”
Como decía el poeta Antonio Machado. Vimos que el padre del príncipe Siddharta logró ocultar a su hijo, durante 29 años, la enfermedad, la vejez y la muerte, es decir, los límites de la vida, la vida en tanto que es finita, la vida humana. Así, vivió Siddharta una existencia no propia, expropiada, inauténtica, hasta el momento que halló su vocación. “Ni vivir ni morir.”
El hombre siente curiosidad por las cosas, el origen del filosofar es la admiración. ¿Para qué sirve la filosofía? La respuesta tiene sin embargo una razón: la filosofía o mejor aun el filosofar no sirve para nada determinado. Dice un poeta:
Bueno es saber que los vasos nos sirven para beber; lo malo es que no sabemos para qué sirve la sed.
Los pensadores que están convencidos de que el alma sobrevive a la muerte del cuerpo, más aún, de que el alma solo vive en el pleno sentido de la palabra cuando se libra de la cárcel corporal, hacen de la vida meditación preparadora de ese estado perfecto.
La filosofía tiene el fin de prepararnos para la muerte: no para la vida eterna, no contra la finitud de la existencia en el tiempo, sino en orden a una denotada aceptación libre de muerte, tanto esta es una eminencia que nos acompaña desde el instante de nuestro nacimiento que ciertamente yo no voy a vivir, no voy a poder experimenta, pues nadie sobrevive a su propia muerte.
Frente a la idea de que el fin de filosofar es prepararse para la muerte, se yerguen algunos pensadores para afirmar que la filosofía es preparación para la vida. El hombre libre en nada piensa menos que en la muerte, y la sabiduría es una meditación no de la muerte, sino de la vida.
La filosofía no es nunca un saber concluido ni una definitiva ganancia, sino una actividad autónoma de la persona frente a la realidad en su conjunto y frente a las opiniones de otros.